Hijo de padres sordos, logró ser pianista y también compone

Poco espacio y muchos proyectos resaltan en la casa de Ulises Maino, una típica casa chorizo de Parque Patricios cayéndose en Pompeya. En la sala se destaca el piano, flanqueado por el violonchelo y dos bicicletas; sobre el sofá está el acordeón a piano, junto a un teclado electrónico. La computadora donde compone tuvo que hacerse un lugar en su pequeña pieza, pegada al segundo patio, desde donde los perros chumban a las visitas.
Ulises nació en esta casa hace 16 años, oyendo ya desde la panza la programación de Radio Cultura, sintonizada por Blanca, la abuela materna. Hijo único de padres sordos, conoció los silencios recién en las partituras, ya que tanto Andrea como Renato tienen buena lectura labial.
"A mi abuelo paterno, Ernesto, le debo mis inicios en la música popular. Tocaba acordeón a piano y se tiró para el lado del tango y el folklore". Anita, tía abuela y madrina de Ulises, le regaló a los 5 años el primer instrumento, un acordeón pequeño con el que acompañaba al abuelo –tangos, valses, rancheras y pasodobles– por peñas, festivales y fiestas familiares.
Siguió con un teclado electrónico y se anotó en el Collegium Musicum, "pero mis papás, que son empleados de la ANSeS, no podían pagar una cuota tan alta". El piano vertical –mucho más humilde de lo que necesita– llegaría recién en 2001, como regalo de mamá, la abuela y la tía abuela Chicha.
Estaba por cumplir los 7 cuando se inscribió en la Escuela de Coro y Orquesta Athos Palma, del Instituto Bernasconi, de donde egresó en 2005 con el mejor promedio.
Un año antes abordó el violonchelo. "Tenía que hacer un instrumento de orquesta y elegí el chelo, por el sonido". Durante un año y medio integró la Orquesta Juvenil de Radio Nacional. "Pero con el secundario no podía. Igual lo retomo dos veces por semana". Al piano le dedica al menos dos horas y media diarias, y cuatro el fin de semana. Y en el colegio pasa a 5° año como abanderado.
En 2004, Ulises ganó la medalla de oro del concurso "Talentos Musicales", lo que le facilitó una beca de la Fundación Teatro Colón. En 2006 comenzó a tomar clases con el maestro Aldo Antognazzi, y en 2007 empezó a estudiar armonía, contrapunto y análisis musical con Graciela Tarchini. Hasta junio pasado, cuando el Gobierno de la Ciudad cortó las becas estudiantiles.
Un vocal de la Fundación le hizo nexo con Movado, y la firma estadounidense lo incluyó en el programa Leyendas del Futuro. "Cubre mi formación artística hasta 2011. Sólo tengo que lucir el reloj Movado. ¡Uia, me olvidé de ponérmelo para las fotos!"
Como pianista, "trato de ser ecléctico. Siempre tuve predilección por el clasicismo —Haydn, Mozart—, más Beethoven y Debussy; pero nunca dejé de lado otros géneros, como el jazz y la música popular". En la composición, Ulises está buscando su estilo. "Decidí estrenar la Serenata para cuerdas porque tenía un tinte moderno". Se refiere al concierto del 10 de noviembre pasado en el Hotel Panamericano, con la Orquesta Orión, que también lo acompañó en el Concierto en Re mayor de Haydn.
Allí estuvieron sus padres. "No me importa si no puedo escuchar: me interesa que mi hijo sea feliz, y que haga felices a los demás", se emociona Andrea. "La música no se limita al hecho de oír –señala Ulises–: hay muchas cosas que intervienen, no sólo en la interpretación sino también en la percepción del público. Es mi filosofía de vida".
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